La diplomacia del Ping-Pong

Si pienso que allá por los 70 el futuro de la paz mundial dependió en cierto modo de una partida de ping-pong, me entran hasta escalofríos y todo.
Y es que, sin pretensión de engrandecer nuestro deporte por este episodio histórico, resulta increíble que dos naciones como China y EEUU, después de más de dos décadas de enfrentamientos (no sólo diplomáticos, también armados en Corea y Vietnam), consiguiesen a través del ping-pong abrir una vía para la paz, tan increíble que a mí me resulta difícil de creer.
El caso es que el 10 de abril de 1971, en el Mundial de Ping-Pong de Nagoya (Japón) un jugador estadounidense, Glenn Cowan, después de los entrenamientos subió al autobús del equipo chino. La versión oficial es que Cowan había perdido su autobús y que uno de sus rivales chinos le hizo una seña y lo invitó a subir al de su delegación (hay quien dice que le picó la curiosidad y osó a subir sin más. Y otros que fue por error, ¡¡Venga ya!!).

Zhuang Zedong (el jugador chino en cuestión) como detalle de cortesía, le regaló un pequeño retrato en seda de las montañas de Huangshang, y Cowan abrumado por no tener nada con que corresponderle, al llegar al hotel donde se hospedaba la delegación americana y ante un montón de periodistas que ya sabían que había un americano entre los chinos, compró una remera con el símbolo de la paz y los colores de la bandera de Estados Unidos (con el "Let it be" de Los Beatles estampado). Entonces ocurrió el milagro, uno de los periodistas le preguntó a Cowan,"¿Le gustaría visitar China?"
  ..."Me gustaría visitar cualquier país que no conozco: Argentina, Australia, China, cualquiera que no haya visto antes."

Al día siguiente todos los periódicos y televisiones hicieron eco de sus palabras y cuando llegó a oídos del máximo líder chino, Mao Zedong, bastaron cuarenta y ocho horas para que este invitase oficialmente a la delegación de palistas estadounidenses a disputar unos partidos en el Estadio de Pekin.
... y no sólo eso, fueron invitados a visitar el Palacio de Verano, la Gran Muralla y recibidos con toda clase de honores por el primer ministro Zhou Enlai, mano derecha de Mao.
Como broche final os dejo unas palabras de Zhuan Zedong:
"Yo crecí con el eslogan "¡Abajo con el imperialismo!", así que estuve diez minutos en ese autobús preguntándome si estaba bien hacer algo con mi enemigo número uno. Recordé que Mao se había encontrado en 1970 con el periodista americano Edgar Snow, que escribió varios libros sobre China, y le había dicho que era hora ya de poner su esperanza en el pueblo estadounidense. Entonces empecé a buscar algo que regalarle a Cowan y encontré en mi bolso ese pequeño retrato en seda de las montañas de Huangshan".

La visita abrió las puertas a la visita secreta a China, tres meses después, del secretario de Estado Henry Kisinger y un año después a la de Nixon.

Si necesitáis leer más sobre el tema y teneis la suerte de saber Inglés, os recomiendo las lectura de este libro "Ping-Pong Diplomacy: The Secret History Behind the Game That Changed the World" de Nicholas Griffin Scribner. (Simon & Schuster).

Referencias: Infobae, Loff.it
Publicado por: Roberto López


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